noviembre 26, 2010

03 Bajar a la tierra

Sabía que sería un buen momento, y no lo dudé, “la vida es valentía”, me repetían muchas veces en Bretaña. Laura intentaba coger todas las bolsas a la vez, me acerqué y me ofrecí a llevarlas por ella.

Se mostró agradecida, y también intrigada, pero caminamos por la calle en silencio un rato antes de que se atreviera a hablar.

- Qué raro eres – me dijo.

- ¿Por qué? –

- Eres el único que hubiera hecho eso -.

- ¿No puedo ayudarte? – le dije sonriendo. Nuestras miradas se cruzaron durante un rato.

- Mis amigas dicen que tienes que ser extraterrestre, que vienes de Marte -.

- No dicen eso, te lo has inventado -.

- Lo dicen. Será por tu estatura… -

- Solo soy un año menos que tú -.

- Aparentas menos -.

Me sentía derrotado. Parecía que no conseguiría nada, y me culpaba por ello. Tendría que haber sido mayor. ¿Por qué habré sido un niño durante tanto tiempo?

- Aunque, si tuvieras menos, no podrías llevar tantas bolsas – me dijo Laura tras pensar un rato, con una sonrisa -.

- ¿Piensas igual que tus amigas? –

- No siempre -.

El nuevo silencio se cruzó con nuevas miradas. Apenas sentía ya las bolsas cortando la circulación de mis cortas manos.

- Si fuera verdad sería el primer marciano que baja a la Tierra solo para ayudarte, ¿no crees? – le respondí, sintiendo un pequeño logro por dentro.
               

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno.