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Aquella tarde fue larga… Decidí esperar a ver qué pasaba, no precipitarme antes de salir corriendo. Si empezaba a hacer las cosas bien quizás tuviera una segunda oportunidad. Si empezaba de nuevo podría continuar con todo.
Entré en el despacho del director y me senté. No era la primera vez que entraba, de día quiero decir. Allí estaba junto a dos profesores más, con los que tuve el enfrentamiento, y con el director. Los tres estaban entre nerviosos y rígidos. Lógicamente, habían hablado de este momento durante todo el día.
Aquella tarde fue larga… Decidí esperar a ver qué pasaba, no precipitarme antes de salir corriendo. Si empezaba a hacer las cosas bien quizás tuviera una segunda oportunidad. Si empezaba de nuevo podría continuar con todo.
Entré en el despacho del director y me senté. No era la primera vez que entraba, de día quiero decir. Allí estaba junto a dos profesores más, con los que tuve el enfrentamiento, y con el director. Los tres estaban entre nerviosos y rígidos. Lógicamente, habían hablado de este momento durante todo el día.
Pero yo me hacía el despistado, intentando no fijarme en los tics que les descubría, y observaba la habitación, muy diferente a la de “el loco”. Todo estaba desordenado, más de lo que recordaba de la anterior noche. El director estaba teniendo mucho trabajo y, a la vez, mucha confusión con los nuevos cambios a nivel organizativo, administrativo, político,… Ni siquiera sabía si seguiría mucho tiempo en su puesto.
- Andrés, ¿entiendes lo que está pasando, y lo que pasará si no cambias tu actitud? – empezó el director. Me relajé, si me hubiesen llamado por mi visita nocturna al despacho, hubiera empezado por eso. Creo que dejaré la llave por aquí antes de irme, para cerrar la historia…
- Señor Director, no es solo su actitud, son sus formas… Me deja en ridículo delante de los demás niños… -
- Entiendo. Muchas gracias caballeros – dijo el Director, y los dos profesores, que habían permanecido de pie, salieron del despacho. Supongo que esperaba, por lo que le habrían contado, que yo empezara a gritar y a echar espuma por la boca. Don Luis era bueno, pero no en el sentido que dirían mis compañeros, sino como director: sabía hacer bien las cosas.
- Y bien, ¿qué dices a todo esto? –
- Que usted tiene razón, también Don Miguel y que, aunque a veces me desespere un poco en clase, debo mantener el orden y portarme bien –
- Se que aprendes muy rápido y que te estás haciendo mayor – continuó él – pero contra más aprendas, más responsable eres de lo que hagas porque más consciente serás de sus consecuencias. – Vaya, no me esperaba esto. Parece que los cambios que se estaban produciendo le estaban haciendo reflexionar bastante. Y, aunque no era la primera vez que oía lo que me dijo, se me quedó especialmente grabado, nuevamente.
- Gracias Señor, así lo haré – le dije mientras salía del despacho, después de un rato más de regaños, consejos y revisión de notas y expediente (con grata sorpresa incluida, al ver todo lo “manipulado” antes, lógicamente).
- Andrés, ¿entiendes lo que está pasando, y lo que pasará si no cambias tu actitud? – empezó el director. Me relajé, si me hubiesen llamado por mi visita nocturna al despacho, hubiera empezado por eso. Creo que dejaré la llave por aquí antes de irme, para cerrar la historia…
- Señor Director, no es solo su actitud, son sus formas… Me deja en ridículo delante de los demás niños… -
- Entiendo. Muchas gracias caballeros – dijo el Director, y los dos profesores, que habían permanecido de pie, salieron del despacho. Supongo que esperaba, por lo que le habrían contado, que yo empezara a gritar y a echar espuma por la boca. Don Luis era bueno, pero no en el sentido que dirían mis compañeros, sino como director: sabía hacer bien las cosas.
- Y bien, ¿qué dices a todo esto? –
- Que usted tiene razón, también Don Miguel y que, aunque a veces me desespere un poco en clase, debo mantener el orden y portarme bien –
- Se que aprendes muy rápido y que te estás haciendo mayor – continuó él – pero contra más aprendas, más responsable eres de lo que hagas porque más consciente serás de sus consecuencias. – Vaya, no me esperaba esto. Parece que los cambios que se estaban produciendo le estaban haciendo reflexionar bastante. Y, aunque no era la primera vez que oía lo que me dijo, se me quedó especialmente grabado, nuevamente.
- Gracias Señor, así lo haré – le dije mientras salía del despacho, después de un rato más de regaños, consejos y revisión de notas y expediente (con grata sorpresa incluida, al ver todo lo “manipulado” antes, lógicamente).
Quizás no estuviera tan mal allí. Por lo menos había encontrado una rutina y, si empezaba a ejercitarla con un buen comportamiento, seguro que podría vivir tranquilo, sin problemas, al menos durante tres años más. Luego, ya vería… Todavía queda mucha vida para decidir.
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2 comentarios:
"Todavía queda mucha vida para decidir" ... ¡espero que no haya ningún tipo de sorpresas porque "se ha acabado el presupuesto con el que pagar al actor"!
Ya tienes nueva seguidora y fan!
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