diciembre 10, 2010

05 Sombras

No cosía por placer como tú ahora, sino por necesidad, en una estancia fría y oscura como el metal recién extraído. Los dedos se atropellaban esquivos a la aguja, pasando de una prenda a otra sobre su abultada barriga de embarazada, de un roto a otro arreglo, y charlando sobre los días difíciles que les tocaba vivir.

A su lado su hermana, conversando de queja en queja mientras amamantaba, cogiendo con tosquedad el bebé, buscando soluciones a sus respuestas, pensando en las dificultades que les tocaría vivir a sus hijos en una sociedad que comenzaba a crecer.

Y las preguntas, las de siempre. La vida es dura, y mancha como el carbón. Pero no es difícil, no demasiado porque hasta con manchas puedes dibujar algo, hermosas figuras lineadas, hasta que se deshace todo el material.

Ya lo ves. Con el hambre que habían pasado, y sobreviviendo. El auge de la minería llevó dinero y ocupación para todos los padres de familias de aquellos pueblos, las cuales crecieron. Pero no es cese de problemas una única solución, ni tampoco al contrario.

¿Y qué más da? Lo sencillo que es quejarse aun siendo feliz. A veces pienso que se es feliz solo cuando puedes quejarte. Lo que significaría que somos felices siempre, o solo cuando nos percatamos de ello. Siempre se acercan días de sombras, porque nunca dejamos de estar iluminados.
   
Por eso he sido feliz a tu lado: nunca has apagado tu luz.
        

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